San Juan de Dios
Juan Ciudad nació en 1495, en un pequeño pueblo portugués: Montemor o Novo. Hasta los cuarenta años vivió diversas andanzas y trabajó en diversos oficios: pastor, soldado, albañil y librero. Su conversión religiosa y su enfervorizada opción por los más pobres le lleva a ser considerado como un loco, por lo que es trasladado al Hospital Real de Granada, en el que Juan experimenta en su propia carne el cruel trato que recibían los enfermos. Es en este momento cuando nace la vocación de Juan de Dios de servir a los pobres cuando se encuentran en condiciones de máxima debilidad, carentes incluso de la salud física y mental.
Entre 1538-1539 Juan de Dios funda en Granada su primer hospital, un hospital revolucionario para su época, no sólo por el trato y calor humano que los enfermos reciben de Juan y sus compañeros, sino también por los criterios que introduce, innovadores en aquella época como es la separación de los enfermos en atención al tipo de enfermedad y la atención a medidas higiénicas y de cuidados.
Muere el 8 de marzo de 1550. Es beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. En 1886 es nombrado Patrón de los hospitales y de los enfermos y en 1930, de los enfermeros y sus asociaciones. También es Patrón del Cuerpo de Bomberos por su actuación durante la extinción de un incendio declarado en el Hospital Real de Granada, del que consiguió sacar ilesos a cuantos enfermos se encontraban en su interior.
La obra inicial de Juan de Dios, la podemos sintetizar en los siguientes puntos:
Desde una especial sensibilidad humano-cristiana y social, sale al encuentro de las personas necesitadas. No pone condición alguna para su asistencia, actuando con absoluta universalidad. Todo necesitado tiene derecho a ser atendido.
Desarrolla una asistencia cualificada en la medida de sus posibilidades, incorporando criterios y métodos de atención pioneros en la época. Ello llevó a algunos historiadores considerarlo uno de los creadores del hospital moderno.
Solicitaba recursos a toda la sociedad, sin distinción. Llamada a la solidaridad sin fronteras. Aglutina a un grupo de personas que le ayudan, suplen y dan continuidad a su obra.
En todo ello un hilo conductor claro: la atención integral a las personas enfermas y necesitadas, respetando su dignidad y defendiendo sus derechos.