Las localidades de Alhama y Beas de Granada recogen la viva memoria del mártir Francisco Morales Valenzuela. El futuro beato ejerció su ministerio en estas localidades, muriendo por odio a la fe en la que fue su localidad natal.
Nació en Alhama en el seno de una familia de acomodados jornaleros y fue bautizado allí en 1877. Cuando cumplió los trece años ingresó en el seminario San Cecilio. Allí cursó sus estudios para el presbiterado, siendo ordenado sacerdote en el 1900.
Inició su ministerio en Beas de Granada durante cuatro años como cura ecónomo. Fue después a parar por primera vez a su localidad natal como coadjutor de la Iglesia Mayor. Su siguiente destino fue Quéntar, lugar del que fue párroco entre 1911 y 1927.
En el inicio de la persecución religiosa en España encontramos a Francisco Morales de nuevo en Alhama de Granada, a pesar de que estaba destinado en la parroquia de Santa Cruz del Comercio, pues la casa rectoral en que debía residir había sido requisada por las autoridades. En Alhama se dedicaba a colaborar en las tareas pastoral.
En el verano del 36 fue cuando aparecieron aquellas milicias armadas procedentes de Vélez Málaga al pueblo de Alhama. La cárcel del pueblo se llenó de decenas de personas, entre ellas el propio Morales.
Después de recibir un bombardeo que acabó con varios de los malagueños, estos decidieron responder amenazando con asesinar a todos los presos que quedaban en Alhama. Al enterarse de ello, el carcelero decidió abrir las puertas para dejar escapar a todos los prisioneros.
En su huida hacia la parroquia buscando refugio, Francisco Morales fue abatido a tiros cuando se encontraba ya cerca de la iglesia. Padeció una larga agonía mientras yacía en el suelo. Un tiempo en el que el mártir tuvo que oír aún burlas e insultos de gente que pasaba, en ese día lleno de tensión tras el bombardeo. Una vez muerto, lo arrojaron al pretil de la parroquia de su pueblo natal, a sus 59 años.
BEAS DE GRANADA Y ALHAMA LO RECUERDAN
Ahora que se aproximan las beatificaciones, el primer pueblo al que fue destinado el beato mártir, recuerda su memoria con una gran imagen suya colgada de la torre de su iglesia mayor y se ocupa de organizar la visita de grupo que asistirá a la ceremonia de beatificación.
En Alhama de Granada también alientan a los fieles a acudir a esta celebración, mientras preparan una de las capillas de su iglesia con una de las sotanas que se conservan del mártir y en las que se han expuesto las imágenes de todos los futuros beatos mártires que murieron en la localidad alhameña.
Ignacio Álvarez