“Que Dios os perdone, yo también os perdono. Cúmplase la voluntad del Eterno” fueron las últimas palabras del Siervo de Dios Pedro Ruiz de Valdivia, mártir de Alhama de Granada, que fue fusilado el 30 de julio de 1936 junto a otro grupo de personas a las que dio la absolución y ánimos antes de recibir el martirio.
El Siervo de Dios Pedro Ruiz de Valdivia Pérez nació en la localidad de Huétor Vega, en 1872. Siendo niño su familia se trasladó a la Zubia, ya a temprana edad quiso ser sacerdote entrando en el Seminario San Cecilio y residiendo en el Colegio San Fernando. Recibió la Ordenación sacerdotal en 1896.
Varios fueron los destinos pastorales por los que el futuro beato vivió su entrega al pueblo cristiano de Granada. Primero fue coadjutor residencial de Santa Fe en Láchar, coadjutor y párroco de la Zubia durante 24 años hasta que en 1925 fue nombrado cura Ecónomo de la parroquia de San José, donde su actual párroco, D. Francisco Novo, ha ido descubriendo a raíz del anuncio de su beatificación la figura de este mártir que pasó por ese emblemático templo ubicado en el Albaycín.
Desde San José el Siervo de Dios fue destinado a la parroquia de San Gil y Santa Ana, también en el centro de la ciudad en sustitución del párroco anterior, esta iglesia le vio celebrar por última vez el sacramento del Bautismo el 15 de marzo de 1936.
Acercándose el tiempo en el que recibiría la corona del martirio D. Pedro Ruiz de Valdivia fue nombrado párroco arcipreste de la ciudad de Alhama de Granada donde vivió sus últimos días antes de ser asesinado en medio del sufrimiento que la localidad padeció debido a la persecución religiosa que tuvo lugar en el siglo XX en España.
FIEL SACERDOTE DE CRISTO HASTA EL FINAL
Para Mª Victoria Girela Ruiz de Valdivia, sobrina nieta del mártir, aunque no conoció personalmente a su tío es un momento muy especial que el mártir vaya a ser beatificado: “En la familia estamos muy contentos, vivimos nuestra fe muy orgullosos y de hecho, hace tiempo que ya le pido a mi tío abuelo su intercesión”, asegura Mª Victoria que actualmente tiene 92 años.
Al igual que los párrocos de los templos por donde el siervo de Dios sirvió en vida, también su familia está descubriendo su figura y su vida a partir de su proclamación como beato. “A los más jóvenes de la familia, nietos y sobrinos también queremos transmitirles el testimonio de D. Pedro para que lo puedan conocer, no es común tener a un mártir en la familia”, destaca D. Diego José Fernández, hijo de Mª Victoria.
El martirio de D. Pedro Ruiz tuvo lugar el 30 de julio de 1939, días antes los milicianos fueron a buscarlo a su casa para arrestarlo. Permaneció tres días en la cárcel alegre y dando ánimos a todos. Posteriormente, lo trasladaron en un furgón, previamente se despidió con la mirada de su familia que estaba en prisión ante el rumor de que podrían ser fusilados allí mismo.
Finalmente, el martirió del sacerdote tuvo lugar en la carretera de Loja hacia el puente de Lancha. Previamente al fusilamiento, el siervo de Dios dio la absolución a todos aquellos que murieron con él. Murió con la misma cruz en la mano a los 63 años.
La localidad de Alhama de Granada le dedicó una calle en su trazado urbano en memoria del mártir.
María José Aguilar