Vivió en el siglo IX, en la sierra de Parapanda, rodeado de cristianos que se ha habían convertido a la nueva religión (el islam) y núcleos mozárabes que mantenían el cristianismo, situación que a finales de siglo empezaba a ser más complicada de mantener. Esta situación provocaba continuas conversiones de cristianos a la nueva religión, con esto conseguían pagar menos impuestos, y dejar de estar perseguidos, de alguna forma.
Así en el año 852, junto con un monje sirio llamado Servideo, visitaron la mezquita de Córdoba, y dice la leyenda que un viernes (día sagrado para los musulmanes) entraron en la mezquita y comenzaron a predicar el evangelio, lo que provocó que cientos de musulmanes encolerizados les agrediesen y les llevasen a prisión.
De este modo se convirtieron en dos de un total de 48 mártires cristianos ejecutados durante esta época, documentados por San Eulogio de Córdoba, los llamados Mártires de Córdoba.